lunes, 27 de agosto de 2012

Productos lácteos - I

El subsector lechero de los países de América Central, Panamá y El Caribe presenta problemas similares de estructura, de producción y en posibilidades de desarrollo. A pesar de constituir una actividad que, en términos de ocupación de mano de obra y contribución al PBI, se ubica en un lugar relevante en la economía de estos países, paradójicamente no ha sido considerada consistentemente a través de su historia y es por ello que los planes económicos, crediticios y de desarrollo social no destacan por su preocupación en esta área. Las causas pueden ser varias y discutibles y es muy probable que no se llegue a un consenso respecto al origen o razones de este desinterés. Por lo general los recursos que llegan a este sector provienen de organizaciones de ayuda internacional que no siempre usan métodos adecuados para una transferencia eficiente y eficaz del conocimiento y, más grave aún, la forma de proceder en muchos casos es empírica y/o personalizada, ocurriendo con demasiada frecuencia que varios proyectos actúan sobre un mismos sector y para las mismas perso- nas, generando desconcierto en ellas y duplicando o triplicando los costos. Muchas veces la ausencia de disciplinas que necesariamente deben estar presentes e interactuar entre sí, impide que el sujeto de cambio adopte voluntariamente y en armonía con su idiosincrasia y entorno, nuevas conductas para mejorar lo que está haciendo y/o incorpore elementos totalmente nuevos por su propia decisión, en un proceso caracterizado por velocidades variables en el alcance de logros, porque dependen, en- tre otros, de aspectos socio-económicos, recursos técnicos, nivel de conocimientos, características individuales, tradiciones, etc.

Uno de los desafíos mayores que se debió enfrentar para contribuir al desarrollo de las comunidades rurales y del cinturón suburbano de las ciudades, fue promover el camino hacia la autogestión con el objeto de que las personas puedan tomar sus propias decisiones para el cambio voluntario de costumbres y hábitos que impiden o dificultan su progreso y así alcanzar índices de calidad de vida medidos en términos de alimentación, vivienda, salud y educación.

La experiencia del Proyecto en este sector podría calificarse como de exitosa si se considera como éxito el haber modificado conductas y/o hábitos inadecuados que permitieron mejorar objetivamente los niveles
de productividad y calidad, germinado la autogestión en la mejora con- tinua, con características de irreversibilidad altamente probable. No obstante, hay que reconocer que no siempre se alcanzaron dichos resultados en todas las regiones.

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