En los años 80, los gerentes de empresas, tanto de producción como de servicios, tuvieron dificultades para ver que la calidad es un atributo que trae beneficios a la empresa. Los empresarios, protegidos por barreras
y fronteras, tenían poca motivación para practicar la filosofía y las técnicas de la calidad y la excelencia.
Hoy en día, todos reconocen ya que, en un mundo sin fronteras, un gerente compite con gerentes de otros países, a menudo con mayor
grado de desarrollo. Para sobrevivir y competir, cada gerente debe partir del supuesto de que sus competidores producen productos y servicios de alta calidad, a precios competitivos y que se esfuerzan por ganar mercado mediante ventajas comparativas y competitivas. El éxito en el proceso de transformación de un gerente tradicional a un gerente de calidad mundial, depende de muchos factores como son la disposición personal al cambio, la confianza en los agentes facilitadores y los valores culturales del medio.
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